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Archipiélagos de Nitrato, en su traducción al castellano, es una película documental que bucea sin complejos ni ambages, claramente dentro de la franja de lo experimental, para ofrecernos un retrato íntimo y personal de la Filmoteca Belga, que bien podría ser cualquier otra filmoteca del mundo, donde cientos y cientos de rollos de metraje de películas se apilan a lo largo de sus pasillos.
Claudio Pazienza su director, nos habla del inexorable paso del tiempo y como éste conforma la imagen que tenemos del mundo, de nosotros mismos. Aquí, de nuevo esta el cine de por medio, como no, pues no podía ser de otra forma, sirviendo a modo de metáfora para ilustrar “ese paso del tiempo” que todo o casi todo lo deteriora, reduciéndolo finalmente al olvido.
El responsable de todo ello es el nitrato, sustancia química utilizada para la fabricación del negativo de película, material que con el "paso del tiempo" se va deteriorando irremediablemente. De esta manera, y sin pretender alterarla, se nos ofrece una forma de ver nuestra historia a través del recorrido de un gran número de films.
La reflexión personal es intensa, amarga, bella, a modo de sinfonía, donde Pazienza no duda en utilizar el video para recoger escenas cotidianas, cuando no absurdas del entorno domestico a modo de diario, o incluso recurrir a la pintura sobre negativo y otras técnicas para reflejar su idea del deterioro de ese paso, el del tiempo sobre el recuerdo de imágenes que no se volverán a repetir, sobre nuestro pasado mas reciente hasta caer en el olvido, hasta llegar al estado del cual ya nos advertía el gran filósofo francés Levi Strauss, un estado de arqueología al cual todo y todos estamos abocados.