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Cryptshow 2015: crónica de la semana

Cryptshow 2015: crónica de la semana

Repaso a los primeros tres días de festival, cargados de buenas proyecciones y la ya mítica batalla de programadores

Por Carlos Hidalgo Castro

Durante la primera semana de julio, el colectivo The Crypts ha traído al Círcol Catòlic de Badalona una cantidad gigantesca de cortometrajes terroríficos, todo ello con su particular ambiente familiar y festivo. Capitaneada por el magnífico Toni Benages como director y maestro de ceremonias del festival, esta edición se ha caracterizado por la amplia oferta de cortometrajes internacionales así como por las pequeñas perlas que se quedarán grabadas a fuego en la memoria de muchos de los espectadores.

Todo empezó el miércoles con una experiencia inolvidable. La proyección del clásico de terror sueco "La carreta fantasma" (Victor Sjöström, 1921) acompañada por la música en vivo de Agustí Busom y su banda, quienes pusieron todo su talento y originalidad al servicio de la maravillosa narrativa de este film. En ocasiones un complemento perfecto y en ocasiones un tanto sobremedida, la música de Busom se puso al servicio de un verdadero bombazo del suspense, una película con una profundidad temática y un buen gusto abismales, que supuso el perfecto antipasto para todo lo que estaba por llegar en los días posteriores.

El jueves abrió con "Found" (Scott Schirmer, 2012), la vencedora del festival Terrormolins 2013, cuya cercanía introspectiva y su inteligente mezcla de géneros sirvió de perfecto artefacto cohesionador de un festival que días más tarde cerraría con la proyección de su spin-off "Headless" (Arthur Cullipher, 2015). Una obra brillante.

Del primer día destacan un par de cortometrajes. Por una parte, los amantes de la ultraviolencia al más puro estilo Gaspar Noé tuvieron su ración de narrativa desordenada con guarnición en la francesa "Death Sentence" ("Peine du mort", Julien de Volte, 2013), una explosión de ira totalmente deliciosa que hace estremecerse a más de uno. La arriesgada adaptación del relato de Borges "El disco", o las fallidas "Yayos" (Roberto San Sebastián, 2013) y "The peripheral" (J. T. Seaton, 2014) acompañaron la desternillante e inteligente comedia sci-fi "2037" (Enric Pardo, 2015) producida por El Terrat y protagonizada por Berto Romero.

El viernes comenzó con la sesión infantil matinal, pero la cosa se puso seria con "Natalie_net" (Chico Morera, 2015), largometraje low-cost de producción nacional lleno de referencias al mundo del cyberpunk y con una estética propia de la animación japonesa.

Y de animación hablaremos ahora, pero para mal. Es un hecho que el audiovisual sufre una crisis, y el mundo de la animación y el CGI no podían ser menos, sin embargo esto no es excusa para que la inmensa mayoría de cortometrajes de animación (o rotoscopias con diseño por ordenador) que salen de escuelas tengan que ser meros demo reels que sirven de escaparate para sus creadores, menospreciando en absoluto todo lo relacionado con la narrativa. En lugar de mencionarlos y darles más importancia, prefiero elogiar a aquellos cortometrajes que sí apuestan por "hacer cine", como es el caso del precioso "Zepo" del madrileño César Díaz Melénde (2014), algunos llevando al extremo la capacidad de sorprender al espectador, como el esperpéntico "Demóntable" (Douwe Dijkstra, 2014).

En cuanto a lo que ficción clásica se refiere, la gran vencedora del día fue "Tanatopraxia" (Víctor Palacios, 2014), divertida, original y con la mejor interpretación femenina de todo el festival, la de Cristina Gallego, quien se comió con patatas a la pésima protagonista de "Hasta las entrañas" (Leandro Cozzi, 2014), un desafortunado error de la naturaleza, un "glitch in the matrix" que nunca debería haber existido, erróneo en todos y cada uno de sus aspectos. También fue interesante comprobar el alto nivel de las producciones británicas. Tremendamente bien ejecutadas estaban "The stomach" (Ben Steiner, 2014), "Captcha" (Edward Tracy, 2014) y "Ghost Train" (Lee Cronin, 2013), todas con una producción excelente y una fotografía impecable, unas obras que respetan la inteligencia del espectador.

El respeto y la excelencia se quedaron en la puerta del Cor de Marina, ya que dentro no existen las leyes ni las amistades, es la jungla… Hablamos por supuesto de la tradicional "Batalla de Programadores", el divertidísimo evento que ameniza la noche del viernes, en donde dos programadores de diferentes festivales tratan de ganarse a la audiencia a base de obras de lo más variopinto. La competición por turnos fue una verdadera lucha a muerte, en donde el campeón del año pasado Alex Blasco (Fascurt) revalidó el título ante el púgil italiano responsable del festival Skepto de Cerdeña.

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