El domingo 23/11, cerró sus puertas la 21ª edición de L’alternativa, el festival de cine independiente de Barcelona. El certamen contó con una cosmopolita selección competitiva, que cumplía con la premisa del festival: explotar nuevas propuestas narrativas.
La programación de la sesión oficial reunió temas como la muerte y la sexualidad, con una destacada presencia de la búsqueda de la identidad y la cuestión migratoria, reflejados respectivamente en “Ben O Degilim”, el largometraje ganador de la 21ª edición, y “Brûle la Mer”, mención especial del festival. También se pudo ver un fuerte compromiso político en las obras incluidas en “l’Alternativa Paralel•les”, un conjunto de secciones en donde pudimos ver la retrospectiva del revolucionario cineasta africano Dijibril Diop Mambéty, así como el largometraje “Ciutat Morta”, ganador del galardón de mejor guión de la sesión Panorama, y “ReMine, el último movimiento obrero”, también una selección oficial de Panorama.
La proyección de las obras de “l’Alternativa Oficials” empezó con “Curts 1”, un recopilado de 8 cortometrajes. La sesión arrancó con “Short”, obra del estadunidense Robert Todd, de montaje fugaz, aunque a veces mareante, que intercalaba imágenes en blanco y negro e intentaba establecer una dialéctica entre la luz y la oscuridad durante el transcurso del día. Acto seguido vimos “La Reina”, un trabajo del director argentino Manuel Abramovich, en donde la historia de una niña que tiene que llevar una pesada corona de carnaval en la cabeza, le sirve para construir una obvia crítica a los patrones de belleza y al sacrificio a los que nos sometemos para alcanzarla, remitiéndonos a la temática de “Little Miss Sunshine”.
Después asistimos a “My Dad”, un interesante trabajo de animación del artista inglés Marcus Armitage, en el que se reflejan las angustias de un niño abrumado por la fuerte influencia del padre en su formación. A continuación vimos “The Claustrum”, del reconocido cineasta norteamericano Jay Rosenblatt, obra ganadora de la selección oficial. El corto está hecho con imágenes de archivo y se centra en 3 mujeres que están atrapadas en una situación psicológica, la cual sirve como refugio y prisión a la vez.
Después de este profundo viaje a la mente humana, fue la vez de ver “Symphony no. 42”, una divertida animación de Hungría realizada por Réka Bucsi, una joven autora que ironiza el comportamiento humano con una alta dosis de surrealismo, jugando con la personificación de animales. Esta obra de animación, que corresponde al trabajo de graduación de Réka, está preseleccionada para los Oscars. Enseguida vimos “Traversées”, del cineasta francés Antoine Danis, quien filma la poesía de una tarde en una pista de patinaje de hielo de París. El corto es la obra debutante del autor y alterna entre los silencios y el agudo ruido de los patines, mientras se centra visualmente en las caídas y los giros de los patinadores.
A continuación siguió la proyección de “Drive with Care”, de la artista finlandesa Pilvi Takala, quien investiga la vida de un profesor de una escuela de internos de la alta clase en EEUU. Pilvi establece un paralelismo entre la búsqueda de la supervivencia en una región en particular y la búsqueda del profesorado para sobrevivir dentro de la institución. Finalmente, la recopilación de cortos terminó con “The Kiss”, una obra del español Luis Macías, que reitera el acto del beso partiendo del film “The Kiss” (1986) de T.Edison, relatando así la evolución de los formatos fílmicos a través de la utilización de veintiocho distintos soportes y formatos audiovisuales.
Otra gran apuesta del festival fue el largometraje “Ventos de Agosto”, del brasileño Gabriel Mascaro. La obra ya había circulado por grandes festivales como el de San Sebastian, Locarno y el London Film Festival. El film narra algunos hechos que ocurren en una pequeña comunidad costera de Brasil, con un fuerte enfoque en la vida rural y la cultura regional, pero por otro lado descentrado de la protagonista y su trama. No obstante, Shirley es un personaje central auténtico, ya que no es todos los días que vemos en el cine a una mujer que reside en una zona rural y pasa los días conduciendo un tractor por una plantación de cocos, mientras escucha punk y sueña en hacerse tatuadora. Además, el espectador también goza de un divertido y universal humor negro, al que el autor abraza para tratar la temática de la muerte, la memoria y la pérdida.
Pudimos ver también “Naomi Campbell”, la película debutante de dos jóvenes directores chilenos, Camila Donoso y Nicolás Videla, que realizaron la obra a través de una co-producción entre sus escuelas. Mezcla de documental y ficción, este largometraje nos cuenta el drama de Yérmen, una transexual que desea hacerse una operación para cambiar su sexo y se apunta a un programa de TV para conseguirlo. La historia se fundamenta en una protagonista real que graba la intimidad de su cotidianidad con una cámara doméstica, una propuesta interesante, pero que acaba eclipsando la labor narrativa de los propios realizadores y centrando la trama demasiado en Yérmen, sin explotar la repercusión del tema más allá del personaje. Afortunadamente, la protagonista emana una simpatía peculiar e indubitablemente nos intriga con sus curiosas reflexiones.
El miércoles vimos “Curts 2”, el segundo recopilatorio de cortometrajes. Compuesta por seis obras, la sesión empezó con “Ser e voltar” de Xacio Baño, que recibió una mención especial y llevó el premio del público de l’Alternativa, además de estar preseleccionado en los Goya. La obra es el primer acercamiento del director gallego a la no ficción y narra una visita que él mismo hizo a sus abuelos con la intención de inmortalizarlos en un vídeo-retrato. Acto seguido vimos a la obra alemana “Picture Particles” de Thorsten Fleisch, que se constituye de cinco minutos de lluvia de imágenes históricas en distintos formatos, lo que obligaba al espectador a desviar la mirada para no colapsar la vista.
A continuación asistimos a “A Deusa Branca”, del director brasileño Alfeu França, que narra con imágenes de archivo una expedición que hizo el artista Flávio de Carvalho a la Amazonia, en 1958, para rodar su primer largo. La trama es plena de intrigas, historias de amor y peleas entre los miembros del equipo, lo que resulta en un guión bastante atrapante.
“The Obvious Child”, una animación del artista británico Stephen Irwin, da continuidad a la programación. El corto arranca con alguien haciendo pedazos de los padres de una chica, mientras un conejo asiste todo y se monta un alboroto. La obra tiene claras influencias surrealistas, sumadas a un humor negro, y estuvo seleccionada en diversos festivales, entre ellos, el Sundance Film Festival.
También vimos “Escort”, un documental del holandés Guido Hendrikx que trata la temática de la inmigración ilegal en los países bajos, mostrando las tres semanas de preparación de los jóvenes que hacen la guardia de la frontera, haciendo hincapié en sus métodos y en el impacto psicológico que crea en estos jóvenes guardias. La sesión finalizó con “Man on the Chair”, una co-producción francesa y sur-coreana de Dahee Jeong, que estuvo en la Quinzaine des Réalisateurs Cannes. En ella, un hombre sentado en una silla duda sobre si es un dibujo hecho por otra persona, siendo por tanto una animación existencialista que trata el tema de la búsqueda de la identidad con una propuesta visual creativa y entretenida.
El jueves asistimos a la primera sesión de “Brûle la mer”, el documental francés que recibió una mención especial en el festival, realizada por la francesa Nathalie Nambot y el tunecino Maki Berchache. Esta obra parte de la premisa de que la historia se escribe apenas con personas importantes, mientras los oprimidos mueren como si nunca hubiesen existido. Así pues, con una estética y una narrativa muy libre, este documental nos cuenta la lucha de los jóvenes tunecinos exiliados que, después de la caída del líder Ben Ali, buscaron una nueva vida en territorio francés, abandonando su pasado y afrontando la llegada a un lugar donde no eran bienvenidos. El film se centra en un joven atrapado entre edificios de la gran ciudad, y prisionero de un sistema que le encarcela dentro de una inercia de lucha por la supervivencia.
Teniendo en cuenta la principal propuesta del festival, fue inevitable ver algunos autores que intentaban hacer maniobras sin dominar los pedales de su bicicleta. Sin embargo, la perduración de un festival como L’alternativa es fundamental para fomentar la renovación del lenguaje audiovisual, y este año, sin dudas, hemos disfrutado de una programación fresca, innovadora y con fuerte compromiso social.