Articulo

A esperar otro año...

A esperar otro año...

Analizamos todo lo bueno y lo malo de la reciente edición del festival.

Por Javier Rueda


Por un año más hemos podido disfrutar del festival de cine fantástico más importante del panorama internacional y, por un año más, tendremos que resignarnos a contar los eternos días que nos faltan para poder asistir al siguiente.

Así es y así ha sido siempre; es el eterno trauma de los seguidores del género, el impepinable hecho de su orfandad de festivales que tengan tanta tradición y cariño hacía el fantástico como este de Sitges que, no en vano, acaba de cerrar su edición numero XXXVI.

En fin, dejando de lado las lamentaciones por la despedida ahora lo que nos toca hacer es valorar si esta edición, la de los cambios de fecha, infraestructuras y precios, ha valido tanto la pena como en principio se podía suponer.
Pues bien, lo primero a reseñar es que estos cambios no han influido en la tónica ascendente en cuanto a crecimiento que tenía el evento los años inmediatamente anteriores, pues si bien es cierto que el frío y la lluvia se han hecho notar en algunas jornadas no es menos cierto que los espacios que podían sufrir estos climas adversos ya habían sido adecuados previniendo estos contratiempos.

Así pues, todo un acierto por parte de la organización el reubicar el espacio Brigadoon en el edificio Miramar, lugar en el que la calefacción iba a todo trapo y en donde se podía llegar a pasar calor, cosa de agradecer en esta edición en la que había tres salas llenas de films interesantísimos y en las que, de seguro, muchos pasaron interminables e inolvidables horas.

Sobre otros espacios ubicados en este edificio decir que la exposición de props hacía las delicias de cualquier aficionado al género (a servidor le emocionó especialmente contemplar el guión original de ET con el cambio de título escrito a bolígrafo), además de que el resguardo que ofrecía la instalación propició un auge en el número de stands presentes, mucho mayor que en las pobres dos últimas ediciones.

Entre estas agradecidas presencias cabe mencionar la vuelta al festival de los incombustibles Imagen Death (o Gore-X, como gustéis) y la presentación en sociedad de una prometedora editorial llamada Círculo Latino que, en entre otras publicaciones, ofrecía el libro del festival Mondo Macabro, un libro sobre Tolkien, un genial libro sobre templarios y, en especial, un maravilloso recorrido "a todo color" por las sagas de Freddy y Jason con la excusa del reciente film que los unía a ambos.

La guinda al complejo la ponían los actos programados que a lo largo de los diez días incluían, entre otros, la actuación periódica de un grupo de cantantes de Gospel y otra independiente de cantantes de "Nadalas".
Volviendo a los cambios propiciados por el clima pre-invernal falta mencionar la lógica pérdida del entrañable espacio AnimaŽt a la fresca, punto de encuentro entre los aficionados a la animación que era una especie de Brigadoon al aire libre.

En definitiva, las contramedidas tomadas por el festival causaron efecto y el público respondió a la llamada pues, aún cuando el precio de las entradas se había aumentado como mínimo en un euro, la afluencia de público fue igual de masiva que en otros años e incluso se puede hablar de un ligero aumento en el número de ésta.

Sobre los invitados de este año, la sensación que se ha quedado una vez concluida esta edición es que el "glamour" se ha repartido entre varios invitados estrella al estilo de las ediciones de hace dos o más años aún cuando el nivel haya bajado un poco.

El contraejemplo a este reparto en la expectación levantada entre el público lo tenemos en la edición anterior, pues no es arriesgarse mucho el asegurar que fue el festival de David Cronenberg; realmente inolvidable para los que estuvimos cerca del maestro...

Aun así no hay que desmerecer a las estrellas de este año pues, aunque no se han promocionado tanto como a las de ediciones anteriores, no es menos cierto que hemos tenido el lujo de poder tener entre nosotros a artistas tan influyentes en el panorama actual como Takashi Miike y Tadanobu Asano, además de contar con leyendas de esas que "siempre suman" como los grandes Stan Winston, que recogía un premio honorífico; Curtis Harrington, del que se hacía un ciclo y se editaba un libro; y Chicho Ibáñez Serrador, del que se presentaban todos sus trabajos de cine, algunas de sus historias cortas para tv y la edición en dvd de sus Historias para no dormir.

Otras personalidades de interés que estuvieron en el festival fueron el triunfador Alexandre Aja, la debutante y prometedora actriz Sophie Quinton, y un surtido grupo de representantes del cine coreano más interesante del momento.

La guinda de las presencias la pusieron tres ilustres del terror occidental que recibieron el premio honorífico La máquina del tiempo; me estoy refiriendo a los imprescindibles y queridísimos Tobe Hooper, Brian Yuzna y Stuart Gordon, de los que ya se hizo una breve reseña en una de nuestras noticias "a pie de festival".

Ya para terminar con nuestro análisis de esta edición del festival de cine fantástico de Sitges solo nos queda comentar la calidad general de los films mostrados.

En primer lugar es destacable el incremento en la oferta mostrada, principal motivo esgrimido por su presidente Ángel Sala en la justificación del aumento de precios en las entradas del festival.

Pues bien, hay que reconocer que dicha oferta ha sido increíblemente extensa y variada, permitiendo mostrar muy diferentes tipos de propuestas; de hecho ha sido tanta que ha influido determinantemente a la hora de diluir la ya de por sí descafeinada sección oficial (o Fantàstic) de este año, motivo que podría explicar las últimas declaraciones de Sala en las que aseguraba que el próximo año iban a traer menos films, seguramente también para evitar los dolores de cabeza que han causado a los grandes asiduos del festival; y es que esa es otra de las sensaciones de este año, la de la absoluta imposibilidad de ver todo lo imprescindible aún cuando uno asistiera a 6 ó 7 pases diarios, una absoluta "tortura" para los aficionados y crítica especializada. Menos mal que sarna con gusto no pica.....

Sobre la calidad intrínseca de los films, y como ya se apuntó a lo largo de nuestra cobertura diaria, las secciones paralelas y retrospectivas gozaron de un nivel al que no llegó la sección oficial principalmente por la ausencia de grandes cabezas de cartel (Kitano y poco más), la decepción causada por obras que prometían o que venían anunciadas a bombo y platillo (dragonhead, tesseract, qui a tue bambi, twentynine palms, cámara oscura) y, en general, la escasa sorpresa reinante en la sección, lugar en donde gustaban las que se sabía que lo iban a hacer (Le temps du loups, la mencionada Zatoichi, las producciones Miike) y en donde las únicas sorpresas, aunque también esperadas, fueron Haute Tension y Ong Bak.

Mención especial para el digno remake de The Texas Chainsaw Massacre y para esas joyas poco vistas llamadas The Lost Skeleton of Kadavra, The Last Horror Movie y la injustamente vapuleada Dancing.

Por otra parte, en las otras secciones se vieron obras tan interesantes como Memories of murder, The Coast Guard, The Uninvited o The saddest music in the world aunque también hubo naderías como Timeline, Cold Creek Manor, Swat o la verdaderamente bochornosa The Park.

En resumen, una edición que no pasará a la historia como una de las mejores en ninguno de sus apartados pero que si que puede constar en los libros como el que marcó el inicio de un cambio importante en su fachada exterior, hecho que marcó "el comienzo de un nuevo camino en pos de una mayor repercusión internacional del festival"; dicho por Jordi Baijet, nuevo alcalde de Sitges.

Por mi parte, aquí acaba mi trabajo en esta edición número XXXVI del festival; espero que lo hayáis disfrutado tanto como yo y que nos veamos por aquí en la siguiente cita.

Hasta la próxima!!

Críticas y reseñas