Excepcional arranque de festival, con maravillas
como Grizzly Man
y The Wild Blue Yonder
,
ambas de
Werner Herzog y llenas de poesía, amor y reflexión sobre el cine, algo
alejado del propósito comercial de Yokai Daisenso,
de Takashi
Miike, inteligente relato infantil que bien podría trascender su
condición de film de imagen real para convertirse en una nueva
producción animada de los estudios Ghibli, ya que destaca por su alto
contenido en imaginería visual y referencias a la cultura clásica
japonesa de fantasmas ("yokais
").
Otra que gustó fue Sky High
, película Disney para toda la
familia pero algo más adulta que de costumbre (eso si, no esperéis
esquivar los usuales clichés moralizantes) y Serenity,
producto
de consumo lleno de referencias/plagios argumentales y de personajes
arquetípicos que consigue ser simpática gracias a su falta de
pretensiones, además de poseer unos efectos especiales muy decentes pese
a su factura televisiva.
Otras que gustaron fueron la correcta A World Without Thieves
de
Xiaogang Feng, la magistral Rois et Reine
de Arnaud Desplechin y
la alocada, extrovertida y sin complejos Devil's Rejects
, del
director de iguales cualidades Rob Zombie, además de las
interesantísimas reposiciones de films como El Año Pasado en
Marienbad
, Don't Look Now,
Crystal Oscuro
o El
Fantasma de la Libertad.
Decepciones también hubo, sobretodo con la visualmente desbordante
pero narrativamente insulsa Mirrormarsk
de Dave McKean, cuyo
único momento destacable es la escena musical.
Otra que defraudó pese a su preciosista fotografía fue Seven Swords
,
de Tsui Hark, relato épico seudomitológico demasiado largo y narrado a
trompicones
.
Ahora toca valorar si esta edición, la que ha marcado la vuelta a las fechas de octubre, ha valido tanto la pena como en principio se suponía.
Se han visto muchos títulos buenos pero sin llegar a ser sobresalientes, por lo que nos han dejado un sabor agridulce en el paladar.