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Cruzamos el ecuador del festival

Javier Rueda

Cruzamos el ecuador del festival

Después de decenas de proyecciones, muchos litros de café y alguna que otra fiesta, queda claro que esta edición volverá a ser recordada por su gran variedad de propuestas, una oferta contundente que solo queda eclipsada, en el mejor de los sentidos, por la gran cantidad de celebridades que acompañan a esas obras. Sin duda, es ya la edición más glamourosa de lo que llevamos de Siglo XXI, y se lo ha ganado a pulso: Nicolas Cage, Pam Grier, Tilda Swinton, Ron Perlman... y los que faltan, con John Carpenter, M. Night Shyamalan y Ed Harris a la cabeza de la traca final. Muchos de ellos han desfilado ya por la alfombra roja, entre aplausos y vítores.

Y es que además, en estos últimos dias, la calidad de la programación ha despegado por completo, situándose por el momento como una de las mejores ediciones de la última década. Y es que ya nos despedimos en la anterior crónica alabando a películas como "Killing" o "Under the silver lake", obras que parecieron anunciar la artillería que estaba por venir.

Y empezaremos esta crónica hablando de "THE HOUSE THAT JACK BUILT", de LARS VON TRIER, una obra verdaderamente contundente en su forma y discurso, así como tremendamente exigente en cuanto a capacidad de aguante y raciocinio por parte de la audiencia. La película más politica de Von Trier, pues sin dejar de lado su celebrado narcisismo autoral, aquí más autoreferencial que nunca, ni prescindiendo de su habitual ambigüedad, aquí hiriente y dolorosa, construye una reflexión rabiosa, agresiva y urgente, muy urgente, en torno a la construcción del Relato del horror -y sus iconos- que ha creado la cultura pop moderna. Y lo hace sometiendo a juicio no sólo las imágenes del siglo XX, principalmente creadas por el cine y el documentalismo periodístico, sino también a la audiencia y al resto de cradores coetáneos -él incluido-, a quienes interpela tanto desde un prisma moral como ético. Sin duda, una obra grave y ambiciosa, dificil de exprimir al 100% en un solo visionado y que exige mucho más de lo habitual a quien se atreva a verla. Ese es el motivo de que haya generado tanta polémica y tanta disparidad de opiniones; y también de que no poca gente se haya sentido ofendida, pues es lo que pasa cuando se mete el dedo en la llaga, sobre todo en un festival/audiencia consagrada en parte a construir/celebrar todo lo que el film disecciona. Y es que después de verla ya no se puede disfrutar igual de muchas de las películas del certamen... Como apunte final, destacamos también el juego metarefencial presente a lo largo de todo el metraje, y que adquiere una dimensión tremendamente poliédrica en su demoledor epílogo, en donde además introduce a un actor cuyos dos papeles más célebres de su carrera conjugan para la ocasión de una manera tan perversa como lúcida.

Salimos del anterior pase compungidos, impactados por la fuerza con la que nos había interpelado, tratando de asimilar las preguntas y agresiones que se nos habían hecho. Sentíamos una responsabilidad política tan acuciante que decidimos encomendamos al maestro Kim Ki-Duk, ya que su anterior "One on one" había sido escasos años atrás una obra que bien podía darnos ahora alguna de esas respuestas que buscábamos. Pero nada podía prepararnos para lo que ibamos a vivir con "HUMAN, SPACE, TIME AND HUMAN", una obra de un existencialismo tan arrebatadoramente esencial que ni ahora miestras escribo estas lineas soy capaz de tener claros todos sus profusos matices. Y es que probablemente necesite muchos años -y acumular mucha más sabiduría- para poder extraer todo el jugo a la gran reflexión que ofrece este filósofo-cineasta coreano, siendo probablemente la película política que más lejos -por elevada- lleva su capacidad alegórica, llena de iluminada serenidad. Una propuesta, en fin, muchísimo más bella y verdadera que dolorosa y cinica, aunque en primera instancia pueda parecer claramente lo segundo. La Humanidad según Ki-Duk; palabras mayores.

Y si de la revolución polémica habíamos pasado a la filosófíca, ahora ya no podíamos esperar ahora otra cosa que la llegada del milagro, que vino de la mano de la proyección de "LAZZARO FELICE", de ALICE ROHRWACHER. Una obra llena de lirismo humanista, que bebe claramente de las mieles del realismo mágico para situarse temáticamente muy cerca de la obra maestra "Miracolo a Milano" (Vittorio de Sica, 1951). Por tanto, en ella vivimos de cerca los avatares de una familia perteneciente a la clase más humilde, celebrando tanto su dignidad como sus intrínsecas ingenuidades y contradicciones. Mas Rohrwacher actualiza el relato a los tiempos que corren, no solo con un giro de guión que divide la película en dos partes tan diferentes como inteligentemente conectadas entre sí, sino tiñendo el relato con una gran amargura -especialmente crítica con el capitalismo- que a la postre niega a sus personajes protagonistas el rayo de esperanza que de Sica si que les regaló. Con ello, la directora nos dice que hoy en día ya no nos vale solo con la justicia poética, sino que urgen los cambios reales, y nos lo ejemplifica con varias secuencias sobrecogedoras sobre la pérdida de la inocencia. Aun así, el film antepone la belleza por encima de la mezquindad, y así obró el milagro, tanto en su ficción como en el festival, porque gracias a ella pudimos vivir la increíble historia de un joven muy diferente al resto, un ser radicalmente bueno y cuyo rostro ya nunca podremos olvidar.

Si algo ha quedado claro es que han sido días de mucho cine comprometido, a veces con obras más pequeñas pero no menos humanistas, como por ejemplo "NANCY" de CHRISTINA CHOE. Un intimista y bellísimo drama en torno a la búsqueda de la aceptación inter e intra personal, algo que a la postre solo se puede hacer a través del Amor. Y con ello, se habla también de manera existencial sobre la verdad como parte indisociable de ese camino, expresada en esta obra en relación a una protagonista que es mentirosa patológica pero que en su transfondo dialoga clarísimamente con una modernidad salpicada dolorosamente por la mentira del relativismo y la posverdad. En definitiva, una pequeña gran película, narrada de manera casi documentalista (muy interesante su utilización de dos diferentes proporciones de imagen, cuya transición marca el punto de inflexion en la vida de la protagonista y en el tratamiento narrativo que de ella hace la directora) y que cuenta además con unas interpretaciones especialmente inspiradas, sobre todo por parte de su elenco femenino.

Pequeña pero matona nos pareció también "FUGUE", de AGNIESZKA SMOCZYNSKA, directora de la que pudimos ver "The lure" en la edición 2016 del festival. La directora polaca presentó un sobrecogedor drama sobre el desprendimiento emocional y su aceptación, construído en torno a un atmosférico thriller cuya trama trata además un tema tabú en la cultura heteropatriarcal: una madre/esposa que no quiere seguir ejeciendo como tal. Una obra, de nuevo, de gran serenidad y humanismo, apoyada en unas muy buenas interpretaciones así como una gran sensibilidad en su puesta en escena, virtuosa en su concepción del menos es más. Y lo que es quizás su mejor atributo: una gran inteligencia por parte de Smoczynska a la hora de plasmar la psicología de los personajes, ya que en vez de explicar la solución a los conflictos, en lugar de ser determinista en las motivaciones que en útima instancia dan lugar a sus actos, prefiere ceder a la audiencia la responsabilidad de rellenar esos espacios de significado. Y con ello, certifica la que es una las mejores labores de dirección de lo que llevamos de festival.

Mucho menos sutil pero también interesante ha sido "SEDER-MASOCHISM", de NINA PALEY, una película de animación que construye una gran sátira sobre la religión a través de unas ilustraciones muy icónicas conjugadas con célebres canciones pop. Ideada como una sucesión de set pieces, la mayoría de ellas no solo son una ácida mirada a la tradición, poniendo de manifiesto su lado más anacrónico, sino una acertada denuncia del machismo y de la sinrazón de la violencia asociada a la cultura patriarcal desde un punto de vista histórico. Aun así, se le podría acusar de ser una mirada algo sesgada y banal de lo que significa la religión en cuanto a aproximación espiritural y filosófica a la existencia, mas al mismo tiempo no se le puede negar su capacidad para dejar en evidencia los claros arcaicismos presentes en las tres corrientes principales, siendo de entre ellas el judaísmo la que focaliza la mayor parte de la crítica, siempre como ejemplo de todas ellas.

El tiempo de las retrospectivas llegó, y de qué manera, con "LA VISITA DEL VICIO", de JOSÉ RAMÓN LARRAZ, una de las grandes películas del erotismo español de finales de los setenta. Y no lo decimos por decir, ya que poder verla en pantalla grande hizo aun más notoria su capacidad para crear una atmósfera irreal más cercana a la ensoñación que a la pasión irrefrenable, y eso que lo segundo está presente como subtexto durante todo el relato, representado en la vigosidad y potencia asociadas a los individuos de la epecie equina. Sorprende además, como en las mejores películas de ese género, por ejemplo en "Vampyros Lesbos" (Jesús Franco, 1971), la importancia y peso especifico de la impronta femenina, personajes que en potencialidad y capacidades están muy por encima de sus homólogos masculinos. Ellas son las dueñas del relato y únicas responsables de todo lo que en el acontece. Una auténtica joya que bien merece ser redescubierta.

Por último, reseñamos brevemente "DRAGGED ACROSS CONCRETE", la nueva película de S. CRAIG ZAHLER. Un claro paso atrás respecto de sus obras anteriores, dirigida con pulso firme pero que adolece de repetir lo que en sus otras obras sabía a nuevo. Así pues, una obra donde se aprecian demasiado sus varias costuras, excesivamente sádica con algunos de sus personajes y que, repitiendo defectos de su anterior "Brawl in cell block 99", resulta dificilmente justificable en cuanto a su moral claramente machista, racista y fascista, cuando no capitalista u homófoba. Es resumen, si Zahler quiere seguie siendo un "tipo duro" respetado, más le vale actualizarse a los tiempos que corren. De lo contrario, acabará siendo una reaccionaria parodia de lo que pretende homenajear.

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