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Inicio de semana en Sitges

Javier Rueda

Inicio de semana en Sitges

Llevamos ya cuatro días de certamen y se mantiene la tónica de una edición variada en propuestas en la que, de momento, no hemos visto ninguna obra maestra pero si numerosas películas de buena calidad. Destaca además el aumento de público respecto a ediciones anteriores, ganado gracias a la existencia de la nueva sala de proyecciones Tramuntana.

Sin duda, la efeméride más destacable de estos días fue el encuentro con del productor, director y guionista Oliver Stone, quien compareció ante cuatrocientas personas para atender las interesantes preguntas de un público entregado. Si bien el festival intentó encaminar el diálogo hacia el cine de género, no se tardó en abordar la vertiente más política de este autor norteamericano. Entre otras cosas, Stone habló de su trabajo en "Conan", para la que escribió un guión que daba pié hacer una decena de películas, algo que Dino de Laurentis no quiso asumir. También habló sobre el montaje del director de "Alejandro Magno" realizado en 2014, versión que según el es la única que muestra su visión de lo que debería haber sido el film. De su célebre "JFK", comentó lo mucho que le costó levantar el proyecto, ya que mucha gente le dijo que era una película que nadie querría ver en Estados Unidos, siendo a la postre una obra que obtendría un gran éxito de público y crítica y que sentaría las bases de una nueva manera de hacer cine.

De sus documentales, habló sobre todo de los realizados en Sudamérica, dejando claro que no tuvo ningún tipo de censura a la hora de realizarlos, más bien al contrario, libertad, gratitud y muy buenos tratos, en especial de Hugo Chávez, tan injustamente demonizado por la prensa occidental. De hecho, la censura la sufrió al volver a su país, en donde recibió burlas y menosprecio por parte de los medios de comunicación estadounidenses. En ese sentido, aprovechando la presentación de su libro "La historia silenciada de Estados Unidos", arremetió contra personajes "terroríficos pero fascinantes" como Nixon o George W. Bush, también contra unos medios de comunicación que segun el distan mucho de ejercer con ética su trabajo. De entre todas las frases que dijo, nos quedamos con dos titulares: "hay que ser agresivo a la hora de retratar la realidad" y "el fundamentalismo occidental, no solo el religioso sino también el político y económico, es mucho más nocivo para el mundo que el fundamentalismo existente en oriente".

Oliver Stone masterclass En cuanto a películas, muy bueno el nivel general de lo que hemos visto estos últimos dias. Empezamos destacando "Le tout nouveau testament", de Jaco Van Dormael, quien vuelve a proponer una vitalista historia en la que su gran imaginería visual vuelve a dejarnos sin palabras. Al igual que su anterior “Mr. Nobody”, el director belga insiste en querernos hacer partícipes del milagro de la vida y del cine, a través de una historia plagada de personajes únicos y entrañables, a los que les suceden las cosas más curiosas que uno se pueda imaginar. Una micro historias que en algunos casos sirven de potente metáfora sobre la aceptación de la vida por encima de la muerte, del amor por encima del odio y de la entrega por encima del egoísmo. Por tanto, como ya hiciera en otras ocasiones, vuelvo a quitarme el sombrero ante Van Dormael para rendirle plena admiración, la que se merece alguien que, por encima de lo redondas o no que sean sus películas, siendo esta última la más sencilla de todas, insiste en recordarnos que podemos y debemos ser felices, siempre preocupándonos de que nuestro prójimo también lo sea. Por eso el “nuevo nuevo testamento” del que habla no es otro que la propia película, un credo humanista que él nos transmite convertido en apóstol cinematográfico, todo con mucho humor y sin pretenciosidad. También con mucho amor por el cine, incluyendo una impagable referencia a "Max, mi amor" (Nagisa Oshima), de la que coge su trama principal para una de sus historias (la interpretada por Catherine Deneuve) y cuyo diferente final refuerza claramente el discurso del director. Como apunte, decir que durante la proyección fue emocionante ver cómo la gente aplaudía a rabiar aquellos momentos en los que la película proponía sin tapujos parábolas humanistas, pequeñas reflexiones para hacer un mundo mejor que la gente se hizo suyas y que le acompañaron al salir de la proyección. También destacamos "Love 3D", la esperadísima nueva película de Gaspar Noé, definida por el mismo como un drama porno. Y nos ha gustado sobre todo por su parte formal, en la que el director argentino vuelve a hacer gala de su gran capacidad para generar potentes atmósferas a través de una composición y un trabajo de cámara exquisitos. Por contra, como propuesta autoral nos ha parecido más floja que sus anteriores obras, pues aunque el director “se desnuda” al relatar la que es en esencia la historia de su propio fracaso sentimental, le juega en contra su pretenciosa inclusión de escenas pornográficas en lo que a la postre no deja de ser la crónica del fracaso de una relación. Y valga decir que este tipo de propuesta no tiene por qué fracasar, puesto que tenemos el referente de “Nine songs” (Michael Winterbottom) para demostrar que puede funcionar tal mezcla de géneros, pero en el caso que nos ocupa las escenas de sexo son algo que por lo general sólo interrumpe una historia que, en sí misma, no es lo suficiente interesante como para justificar más de dos horas de metraje. Aunque por suerte, como decíamos al principio, la puesta en escena de Noé consigue atraparte y hace que la película no naufrague, a lo que contribuye un trabajo de fotografía impresionante y una banda sonora en la que suenan diversos referentes estéticos y cinéfilos del director, tales como “Profondo Rosso”, “Asalto a la comisaria del distrito número trece” o “Holocausto caníbal”, reforzando así su conexión vital con el protagonista de la historia. Un verdadero placer fue también el visionado de "Valley of Love", de Guillaume Nicloux, en donde Isabelle Huppert y Gerard Depardieu nos regalan un nuevo recital interpretativo, en especial el segundo, quien como siempre consigue hacernos creer que es el mejor actor de la historia del cine. En cuanto al film, podíamos definirlo como una versión fantástica y crepuscular de “Viaggio in Italia”, una propuesta pretendidamente artie en donde una pareja se reencuentra tiempo después de su divorcio y tras recibir una carta de su hijo recién muerto, quien les insta a visitar ciertos parajes desérticos con la esperanza de encontrarse con su fantasma. Sin duda, es una propuesta más sensorial que narrativa, cuya sugestiva parquedad y contención en la puesta en escena obliga al espectador a poner de su parte para entrar en su historia. Mas ese esfuerzo se recompensa con una intensidad emocional que va en crescendo y que explota en su recta final. En definitiva, una película en donde los silencios tienen más importancia que los diálogos. Por la parte española, destacamos "El cadáver de Anna Fritz", de Hèctor Hernández Vicens, un pequeña película de suspense en la que su interesante punto de partida deviene en un prototípico y facilón thriller de supervivencia, aunque su corta duración ayuda a que el global resulte francamente entretenido. En ella, tres jóvenes muchachos irrumpen en una morgue para practicar sexo con una celebridad recién muerta, sin sospechar que la cosa se complicará cuando ésta resucite y vea lo que le están haciendo, momento en el que ellos tendrán que decidir entre auxiliarla o tratar de ocultar su delito. Como se puede apreciar, una sinopsis potente y que bien podría haberse desarrollado de una manera más cínica, incluso poniéndonos en la piel de los delincuentes, pero aun así funciona como sencillo relato de género y aun a pesar de una interpretaciones muy mejorables. Mucho más fríos nos dejaron "The boy" de Craig Macneill y "Baskin", de Can Evrenol. En la primera, el clásico retrato del mal que florece a través de la inocencia de un niño se ve lastrada por una dirección que peca de excesiva parquedad y falta de concreción, también por una historia vista mil veces y contada de manera demasiado trascendente, traicionada además por un último tercio que no solo se sale de tono sino que destruye por completo la poca profundidad discursiva conseguida hasta ese momento. En cuanto a la segunda, se trata de un cortometraje alargado a base de situaciones demasiado intrascendentes, un relato que tarda cuarenta minutos en arrancar y cuyo único interés es mostrar un potente submundo afín a los creados por Clive Barker en “Hellraiser” o “Razas de noche”, aunque exento de carga moral o existencialista. Poco más a destacar, excepto que contiene un par de escenas oníricas muy bien realizadas y que nos dejan con ganas de saber lo que podría haber hecho Evrenol en caso de tener un guión mucho mejor. Por último, ayer vimos "GTFO: Get the F&#% Out", un documental de Shannon Sun-Higginson que repasa y denuncia todas las ramificaciones del machismo dentro de la industria y la cultura del videojuego. Por tanto, aunque se centre únicamente en la sociedad estadounidense y eso haga dificil extrapolar ciertas cosas al resto del mundo, no deja de ser una obra totalmente necesaria y que, más allá de contener algún punto de vista pobremente argumentado cuando no tendencioso, pone de manifiesto la necesidad de plantear con urgencia una reflexión profunda e integral sobre este problema, como parte de algo mucho más grande y que afecta a todos los ámbitos de la sociedad.

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