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Crónica del martes 9

Javier Rueda

Crónica del martes 9

Jornada completa y compleja, en donde hemos visto obras de dispar calidad pero sobre todo de muy variado planteamiento formal y narrativo.

Sin duda, la gran película del día y probablemente del festival ha sido "Cosmopolis", de David Cronenberg, una obra de gran profundidad discursiva y aun mayor complejidad intelectual, la primera gran película-tesis sobre el confuso y enrevesado momento sociocultural y político que vivimos en nuestros días. Sinceramente he de decir que es imposible acometer un análisis de ella desde la acotación a la que obliga una crónica como la que nos ocupa, ya que su riqueza es tal que cada una de sus set-pieces podría dar para llenar varios folios. No obstante, no puedo dejar de alabar la gran capacidad narrativa del director canadiense, pues adapta con pericia y total fidelidad una novela que parecía casi imposible de ser llevada a la pantalla con garantías.

En este sentido, tanto el trabajo de montaje como de puesta en escena son simplemente soberbios, aportando a cada segmento un estilo único que refuerza en cada caso las intenciones autorales, encontrándonos tanto estructuras de acelerado plano-contraplano como elaborados planos-secuencia. Esta estructura capitular del film no solo posibilita abordar un sinfín de temas de manera concisa e incisiva, con el vacío existencial, la falsedad y el capitalismo como algunos de sus principales temas de estudio, sino que sumerge al espectador en un viaje más mental que físico, una especie de inmersión en las profundidades de la sique colectiva. Una patada al estómago de unos y otros, sin concesiones, sin miramientos, consciente de la seriedad de lo que se aborda y la urgencia de hacerlo. Un film demoledor en todos lo sentidos, rabiosamente comprometido con el presente, aun más comprometido con el futuro.

Con un reparto plagado de grandes intérpretes, en donde Cronenberg rompe la cuarta pared al hacer que el vampiro Robert Pattinson luche esforzadamente por parecer humano en un personaje no lo es, nos encontramos ante una película que no sólo debe ser considerada como una obra maestra del cine, sino que debería pasar a ser tenida en cuenta de manera obligatoria a la hora de abordar un estudio en profundidad sobre la actual crisis de valores e identidad. Una de las obras magnas de un grandísimo director.

Otra película muy esperada hoy ha sido la nueva película de Jennifer Lynch, quien con su anterior film "Surveillance" ya ganó el gran premio del festival en 2009, por lo que con "Chained" parecía que debía figurar entre las candidatas a premio en esta edición. Es por ello que la decepción ha sido sonada, no porque la obra que nos ocupa sea explícitamente mala, sino porque resulta tremendamente intrascendente a todos los niveles. Así pues, su principal punto débil es su total incapacidad para definir sus intenciones, ya que gran parte de su metraje se centra en desarrollar una situación en la que precisamente no hay desarrollo alguno de nada, rematada con un giro final tan gratuito como prácticamente innecesario, ya que por una parte parece querer justificar uno de los puntos débiles de lo contado anteriormente mientras que, a nivel de obra, pretende querer dar un sentido reflexivo a un conjunto que dista mucho de poder permitirse ese lujo.

En relación a este último, Jennifer Lynch da la sensación de querer situar su film en la liga de obras como "Blue Velvet" (de su padre David Lynch), lo cual parece apuntalado en su poco sutil insistencia en querer mostrar tan sórdida trama como algo instalado en el seno de la sociedad del confort. En resumidas cuentas, "Chained" es una simple serie B genérica que se refugia en el efectismo para intentar aparentar una cierta intención autoral, como queda patente ya desde el burdo flash forward con el que se inicia el filme. Eso sí, al igual que ha sucedido con la película de Cronenberg, aunque haya sido en menor medida, la polaridad de opiniones ha sido patente, por lo que la controversia esta servida. 

El día ha seguido controvertido gracias al film "The Wall", de Julian Roman Pölsler, una peculiar propuesta de ciencia ficción intimista. En ella, vivimos el fin del mundo entendido desde la perspectiva de la consciencia del individuo, en un espacio de introspección sensorial y proyección mental en el que su prácticamente única protagonista trasciende primero su condición para renacer después. Narrada íntegramente con voz en off, nos encontramos ante un poema existencialista de una grandísima belleza formal, ofreciendo una experiencia tan pausada y contemplativa que puede resultar exasperante para los espectadores más impacientes pero que, con un mínimo esfuerzo de visionado, posibilita recorrer el mismo viaje interior que hace la protagonista. Se le puede tachar de estar más cercana al poema visual que a la obra cinematográfica, también de un ligero exceso de metraje o, en su defecto, repetición de conceptos en sus pasajes/versos, pero en ningún caso se le puede reprochar esta voluntad artística tan autoral y única, capaz de redefinir a su manera la narración cinematográfica. Pudiendo considerarla como una especie de versión optimista de un film como "Melancholia" (Lars Von Trier), no cabe duda que esta obra no dejará indiferente a nadie y que, por supuesto, no es apta para espectadores con ansiedad. 

Menos sorpresa ha habido con "Come out and play", remake que ha hecho Makinov de la obra maestra de Chicho Ibáñez "¿Quién Puede Matar a un Niño?". Sin sorpresas argumentales, con momentos prácticamente calcados, no cabe duda que es un film que mantiene hábilmente la tensión y que sabe ser terrorífico, pero que al tener una propuesta tan similar a la original acaba por no tener identidad propia, deviniendo una obra entretenida aunque totalmente insustancial e innecesaria.

Para terminar, la última película del día ha sido "Berberian Sound Studio", de Peter Strickland, un desconcertante horror-film cómico de poderosa atmósfera, primero costumbrista y después onírica, que acaba por no llevar a ninguna parte pero que, por el camino, aporta buenos momentos y sobre todo mucha cinefilia. En ella, Strickland cuenta la historia de un ingeniero de sonido inglés que viaja hasta Italia para trabajar en una serie-B de terror. Con ello, dos mundos tan opuestos como el académico drama británico de estudio y el hiperbólico terror italiano de productora independiente se interrelacionan hasta devenir en la locura de su protagonista. Durante ese proceso, contemplamos algunos entresijos de la creación cinematográfica, aunque desde un prisma más guiñolesco que realista, en una narración en la que el desarrollo del nudo se reserva para el desenlace. En relación a esto último, el montaje surrealista de esta parte acaba por desorientar al espectador, pues no cierra el film y fracasa en su intento de darle un sentido último al conjunto.


 

Críticas y reseñas

  • Sitges'12 - Reseñas A-D

    dir: Javier Rueda

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  • Sitges'12 - Reseñas E-I

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  • Sitges'12 - Reseñas J-R

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  • Sitges'12 - Reseñas S-T

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  • Berberian Sound Studio

    dir: Peter Strickland

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  • Caterpillar

    dir: Kôji Wakamatsu

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  • Cosmopolis

    dir: David Cronenberg

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  • Dead Shadows

    dir: David Cholewa

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  • Lords of Salem

    dir: Rob Zombie

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  • Tulpa

    dir: Federico Zampaglione

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