Un lugar tranquilo

John Krasinski 2018 USA

Brillante ejercicio técnico, con algunos problemas narrativos, del también guionista y coprotagonista John Krasinski.

Existe cierta tendencia actual en films de inspiración postapocalíptica (se trate de invasiones alienígenas, de zombies o de la devastación de una guerra nuclear) a comenzar in media res, esto es, en mitad de la acción, cuando la situación que desestabiliza el universo cotidiano de los personajes ya se detonó hace tiempo. Se trata, en cierto modo, de un cambio de paradigma narrativo fraguado en el siglo XXI, por el que podríamos decir que la narración comienza con los cada vez más explícitos trailers de las salas o teasers de Internet, y continúa cuando empieza la proyección del film. Sea por la gran cantidad de información previa (promocional o meramente informativa, por medios online u offline) que tenemos disponible sobre cualquier film que nos interese / bajo demanda por, sea por el conocimiento de las convenciones del género postapocalíptico adquirido ya por parte del espectador, lo cierto es que cada vez se tiende menos a la exposición de los motivos y circunstancias que desencadenan la situación dramática. Tiene sentido: como ya comentaba sobre Guerra Mundial Z, vivimos en un mundo en el que sobran motivos creíbles para que algún día todo se vaya al garete.

En fin, quizá todo ese background previo está haciendo cada vez más inútil la presentación del universo en calma de los protagonistas y de la situación que rompe ese equilibrio (digamos, por ejemplo, la invasión alienígena o una infección zombie a escala mundial). Por decirlo de otro modo, el espectador ya sabe qué ha sucedido y cómo ha sucedido (o a veces ni eso), y va esperando ver qué va a suceder y cómo van a sobrevivir los protagonistas.

Sin embargo, ahorrarse prolegómenos y explicaciones e ir directo al asunto es una cierta tendencia que funciona mejor cuando existe un sustrato dramático y una base temática interesantes. Pienso ahora en ese film fundacional que es ‘28 días después’ (Danny Boyle, 2002) o en ‘La carretera’ (2005, John Hillcoat), o en la más reciente ‘Llega de noche’ (Trey Edward Shults, 2015), que igualmente arrancan cuando el Apocalipsis ya ha sucedido, pero donde ese enfoque es completamente coherente, puesto que el auténtico foco no es el progreso de la invasión o la epidemia sino el drama humano, de orden casi darwiniano, de la lucha por la supervivencia, y la recurrente cuestión del homo homini lupus: el hombre como lobo para el hombre. 

Todo ello viene a cuento por que cuando 'Un lugar tranquilo' empieza, sus protagonistas, mujer, marido (Emily Blunt, John Krasinski) y sus tres hijos preadolescentes ya se hallan luchando por su supervivencia, y aquí tampoco se nos explica nada sobre el antes ni el durante de la catástrofe que han sufrido. Sí sabemos (ya lo sabíamos antes de entrar a la sala) que lo que quiera que sea que los acecha les obliga a estar en completo silencio para no ser oídos por esa amenaza que se haya siempre cerca y alerta. Si en ‘Llega de noche’ el único respiro de los humanos eran las horas diurnas, aquí la cosa se complica más: su única esperanza de permanecer vivos se sustenta en la habilidad adquirida de vivir en el más completo silencio, puesto que las criaturas (como ya sucedía en ‘Train to Busan’) son más ciegas que un topo pero tienen un oído de polilla.

La premisa es atractiva y desplegada con coherencia, obliga al propio film a permanecer gran parte del metraje en silencio y por ende en quietud, lo cual aumenta en mucho el suspense y eleva la propuesta por encima de un panorama del género dominado por el susto con golpe de sonido, el montaje espídico y la música atronadora como recursos. Eso sí, tengan en cuenta que el silencio y la quietud como premisa son bastante incompatibles con el visionado del film en unos multicines. Aviso para navegantes.

Volvamos. Se trata además de un planteamiento lleno de “trampolines”, de posibilidades dramáticas dada la gran cantidad de situaciones que pueden hacer que un ser humano provoque o emita un ruido, y el film de Krasinski se encarga de explotar algunas de las más extremas (no haremos aquí spoiler). Acertadamente, la inquietante música de Marco Beltrami (aunque algo reminiscente de otras partituras recientes) y el magnífico diseño de sonido son grandes protagonistas del film. No menos destacables son las actuaciones de Emily Blunt y John Krasinski, que consiguen expresar con gran fuerza toda la tensión, el terror de las situaciones, a pesar de una obligada economía de diálogos, sin apenas emitir sonidos.

Por todo ello, Un lugar tranquilo (¿no sería más ajustado ‘Un lugar silencioso’?) es técnicamente perfecta como ejercicio de suspense, de atmósfera y de tensión contenida que rompe en momentos de una gran contundencia (con alguna concesión al susto fácil y al estruendo puntual). El film te agarra desde el minuto uno y te mantiene con el corazón en un puño durante su hora y media. Sin embargo, como ejercicio narrativo el resultado es menos satisfactorio. Veamos.

Algunos han hallado similtudes entre ‘Un lugar tranquilo’ y ‘Calle Cloverfield 10’ (Dan Trachtenberg, 2016). Yo añadiría que por su premisa, pero también por su ambientación rural, por la elección de un universo reducido para explicar una supuesta invasión mundial (e incluso por ese mejorable clímax y cierto pasteleo y subrayados sentimentales), el film de Krasinski se sitúa en un lugar intermedio entre aquella y la magnífica ‘Señales’ (M. Night Shyamalan, 2002). Pero si en los dos films anteriores había auténtica intriga, suspense basado en la amenaza pero también en una progresión dramática y en el juego de incertidumbres y revelaciones respecto el origen, las características, e incluso las dudas sobre las existencia real de la amenaza (dudas que el film de Tratchtenberg retuerce en una espiral malsana), en el film de Krasinski nos hallamos ante un desarrollo algo plano, un mero ejercicio de supervivencia, y llegada la mitad del metraje y revelada ya la presencia de la amenaza, los únicos interrogantes residen en saber si todos saldrán vivos, o quien de ellos no lo contará. Un lugar tranquilo se inscribe en la tendencia mencionada al principio de esta crítica a empezar in media res. Sin embargo, esa elección aquí se antoja desacertada, puesto que a diferencia de los films anteriormente comentados, el guión tiene poco más que ofrecer más allá de un aterrador (eso sí) juego del escondite y de contención de la respiración. Podría decirse que al finalizar el film sabemos lo mismo que cuando empezó, que hemos aprendido poco o nada. Un lugar tranquilo exprime muy bien su premisa, pero se agota en ella.

Estamos, en suma, ante una interesante tour de force de John Krasinski, en su triple faceta de guionista, director y actor, una agradable sorpresa al estilo de Joel Edgerton con la maravillosa 'El regalo' (2015). Sin embargo, partiendo de una premisa atractiva y una puesta en escena acorde, sus dudosas elecciones narrativas (desarrollo dramático plano y repetitivo, revelación prematura de las criaturas, subrayados emotivos innecesarios, falta hondura temática,) convierte a ‘Un lugar tranquilo’ en un pasatiempos de alta calidad pero más olvidable de lo que podría haber sido.

 

Juanma Linares