Articulo

Crónica íntegra del festival

Crónica íntegra del festival

Recopilación de las crónicas diarias que os hemos ofrecido a lo largo de la realización del festival.

Por Javier Rueda


Excepcional ha sido el arranque de esta edición del festival de Cine Independienrte de Barcelona. En los dos primeros días de proyecciones no solo hemos podido ver obras actuales de gran calidad y diversidad de procedencia y planteamientos, sino que hemos gozado de lo que prometen ser dos retrospectivas prodigiosas; hablamos de los ciclos dedicados a la documentalista marroquí Dalila Ennadre y al cineasta español Basilio Martín Patino, dos autores que desde el principio han dejado muy claras sus intenciones reflexivas y humanístas.


SÁBADO 14


La primera película que vimos fue Nueve Cartas a Berta, de Basilio Martín Patino, toda una Concha de Plata en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián que, vista hoy en día, bien parece que mereciera algún premio más importante y en festivales de mayor prestigio. Este film pertenece al que por entonces se denominó Nuevo Cine Español pero, a tenor sobre todo de sus primeros treinta minutos, más acorde sería decir que recuerda al Resnais experimental de la vanguardia francesa, todo un piropo, sin duda merecido.

Nueve Cartas a Berta es una película maravillosa, rabiosamente moderna y muy reflexiva, aunque este último aspecto se camufla parcialmente bajo el halo costumbrista que acaba impregnando gran parte del film. Igualmente es bella en su puesta en escena e incisiva en todos aquellos aspecto que definían la cultura española de la época, vistos como solo un español coetáneo podría ver pero, por momentos, intentando situar la mirada como si de un observador extranjero se tratase.

De esa manera se transita del punto del vista del protagonista (alter ego del director) al punto de vista omnisciente del demiurgo (alter ego de la visión objetivista del propio director) de la forma más natural posible, sin apenas notarse estos constantes cambios.

La estructura en capítulos, tan de moda en el cine de autor de hoy en dia -Lars Von Trier a la cabeza- demuestra de nuevo la modernidad de Patino, artista que en todo momento es consciente del gran film que esta realizando y que cierra esta -una de sus obras magnas- con un final tan bello como melancólicamente triste por la doble reflexión que comporta y la nostalgia que desprende. Obra maestra.

Despues de la sensacional película de Patino nos sumergimos en un muy interesante trabajo titulado Archipels Nitrate, película documental que bucea sin complejos ni ambages, claramente dentro de la franja de lo experimental, para ofrecernos un retrato íntimo y personal de la Filmoteca Belga. Claudio Pazienza, su director, en realidad nos habla del inexorable paso del tiempo y de como éste conforma la imagen que tenemos del mundo y por ende de nosotros mismos. De nuevo el cine dentro del cine, no podía ser de otra forma, esta vez sirviendo a modo de metáfora que ilustra “ese paso del tiempo” que todo o casi todo lo deteriora, reduciéndolo finalmente al olvido.

La culpa la tiene el nitrato, el otrora componente principal del celuloide del cine clásico y mudo, material que con el "paso del tiempo" se va deteriorando irremediablemente. De esta manera, sin pretender alterarla, se nos ofrece una forma de ver nuestra historia a través del recorrido de un gran número de films míticos.

La reflexión personal es intensa, amarga, bella, a modo de sinfonía, donde Pazienza no duda en utilizar el video para recoger escenas cotidianas, a menudo alegóricas o meros chistes, e incluso recurrir a la pintura sobre negativo y otras técnicas para reflejar su idea de ese deterioro, el paso del tiempo sobre el recuerdo de imágenes que no se volverán a repetir, sobre nuestro pasado más reciente que caerá en el olvido, hasta llegar al punto del cual ya nos advertía el gran filósofo francés Levi Strauss: "un estado de arqueología al cual todo y todos estamos abocados".

Mirages, de Olivier Dury, fue el tercer trabajo que vimos el sábado. Igualmente interesante aunque de notablemente menor calado reflexivo y mucho más convencional -su narración se construye en torno al clásico esquema de reportaje de carretera- Mirages es una película documental que retrata el viaje que, en un pequeño y maltrecho camión, realiza un grupo de hombres a través del desierto entre Niger y Algeria. Su objetivo es encontrar un futuro mejor y para conseguirlo no dudan en afrontar una odisea que les comportará gran sufrimiento y serios peligros.

El film nos presenta un verdadero calvario marcado por el continuo color ocre de la arena del desierto y por las esperanzas dialogadas de una vida mejor. Podríamos decir, sin ápice de ironia, que más que una road movie es una"pelicula de desierto", ya que discurre enteramente en este hostil y al mismo tiempo natural medio. La única intención del director es mostrar la cruda realidad de esta situación y damos fe de que lo consigue con creces.

Acabamos ese intenso primer día de festival con Gabbla, de Tariq Teguia. film que refleja la actual situación política de Argelia a través de Malek, un solitario topógrafo que acepta el encargo de inspeccionar una remota provincia del oeste del país. Allí se encontrará con el vacío existencial y la realidad de la emigración ilegal, lo que llevará a decidir ser partícipe de ella ayudando a una jóven indefensa en su dura travesía de vuelta a casa.

Teguia construye el relato de forma extremadamente pausada, atmosférica y paisajística, apoyándose en una dirección de fotografía soberbia y de capacidad hipnótica que se va haciendo cada vez más palpable conforme avanza el film, transitando del crudo costumbrismo y la aridez del desierto a un viaje iniciático con pequeños apuntes de realismo mágico y espacios mentales cada vez más físicos. Quizás no sea un film perfecto pero si que posee una gran capacidad de sugestión y de transportar al espectador más allá de la historia narrada.


DOMINGO 15


Seguimos con la crónica del primer fin de semana de L'Alternativa'09. Si el sábado Patino nos deslumbró con Nueve Cartas a Berta, hoy es Ennadre quien nos emociona con su espléndido retrato de Fama, una persona digna de admirar.


Llegó el domingo y con ese día nuestro primer encuentro con la documentalista marroquí Dalila Ennadre. Mejor sabor de boca no puedo haberno dejado, desde luego, pues "Fama, une Heroïne Sans Gloire" nos llegó al corazón con su retrato de una gran mujer que, en tiempo de colonialismo francés, dedicó su vida a la lucha por un Marruecos libre y democrático.

Más allá del valor histórico de documentar esta etapa, reconstruyendo situaciones narradas por su protagonista desde los mismos sitios donde acaecieron años atrás, lo realmente grandioso de este documental es encontrarnos ante un gran espíritu lleno de amor, comprensión y sabiduría, una gran pensadora humanista que puede que nunca escribiese un libro teórico pero que, con su ejemplo de toda una vida dedicada a poner en práctica acciones -primero revolucionarias, luego reivindicativas- que pretendían ayudar a mejorar la situación social de sus congéneres, nos recuerda que todavía necesitamos de gente como ella, apelando sin decirlo -ni mucho menos exigirlo- a nuestra bondad reprimida para que decidamos seguir sus pasos. Nuestra actualidad la necesita, nos necesita, gente capaz de dedicar su vida a solucionar los problemas y conflictos que existen en este mundo, que son muchos y se arrastran desde hace décadas sino siglos.

Por otra parte, su desarmante y emocionante humildad nos demuestra que todavía podemos creer en la existencia de gente cuya bondad es pura e inmaculada, incluso después de toda una vida de lucha y desilusiones. Mas también nos llena de tristeza y melancolía cuando en su testimonio se recoge el fracaso de la mayoría de sus luchas y las de sus congéneres, recodándonos el mundo en el que vivímos y lo que pudo haber sido si la gente como ella hubiera conseguido implantar sus ideales de humanismo y solidaridad. Un mundo que ha acabado transformando a las generaciones posteriores e incluso a aquellos que en aquél lejano mayo pudieran sentir a Fama como un ejemplo a seguir, en definitiva unas generaciones a las que ahora Fama echa mucho de menos. Es por ello que en los últimos lances del documental responde a Ennadre que "no puedo retirarme a descansar porque todavía no se han conseguido la mayoría de cosas por las que he luchado, así que no pararé de luchar y reivindicar hasta que me muera".

Mas la historia da fé de que Fama nunca cesó en su empeño y, pocos años después de salir en este documental, murió de vejez con dignidad y orgullo, con el puño bien alto, como siempre quiso que fuera y así fue. Su tesoro fue ser siempre dueña de sus ideas y su destino y eso es algo que nunca nadie podrá decir que le quitó. Descanse en paz, se la merece.

Después de tan sentido documental, con el tiempo justo para secarnos las emocionadas lágrimas que aun hoy me vuelven a embargar al pensar en Fama, entramos a ver la última película del día, California Dreamin', del malogrado director Cristian Nemescu, una alegoría tragicómica sobre las convulsiones y cambios que hubo en la sociedad rumana en su transición desde la caída del régimen de Ceaucescu hasta el pasado más reciente (contextualizado en la guerra de Kosovo de finales del siglo XX).

En sus 155 minutos de duración encontramos casi de todo, aunque predomina la comedia esperpéntica y el costumbrismo surrealista habitual en autores como Emir Kusturika. La historia es sencilla: durante la guerra de Kosovo, el capitán de la marina americana Jones es designado para escoltar un tren cargado de equipamiento de la OTAN destinado a Yugoslavia. Su misión se detiene a causa de Doiaru, un aparentemente concienzudo jefe de estación de un pueblo dejado de la mano de dios que, a la postre, se ha adjudicado precisamente el papel de Dios gracias al poder que le otorga su puesto de funcionario y al apoyo que le brinda la corrupta policia local.

Mas nada es lo que parece y Jones y sus soldados descubriran una realidad muy diferente a la suya en las que las rencillas, las luchas internas y el doloroso recuerdo marcan a todos los habitantes de tan perdido pueblo, volviendo a la postre en patéticos y víctimas a aquellos que en un principio parecían villanos.

Sin duda es un film más que notable, denso y lleno de significados. Lo peor es su duración y lo mejor es su sentido del humor, la entidad de la mayoría de sus muchos personajes principales y un cierto "surrealismo mágico" que hace más dolorosas las irrupciones del drama. Una verdadera lástima que su director falleciera sin haberla dada por concluida, no solo porque habría pulido un poco más el film sino por la calidad que atesoraba este artista y todo el legado que no nos ha podido dejar debido a su temprana muerte,

Si en dolo dos días ya hemos visto películas tan interesantes pro no decir soberbias, ¿qué nos deparán los seis días que quedan de festival? Sigamos repasandolos...


LUNES 16

La semana empezó con Los ladrones Viejos, documental mexicano que nos retrata las vidas de una generación de carteristas, rateros y ladrones que en los sesenta llegaron a tener cierta repercusión social.

El autor de este trabajo,  Everardo González, no pretende reflexionar sobre nada en concreto ni tiene más propósitos que descubrirnos los códigos de conducta ética que caracterizaron a estos personajes, las diversas “categorías” de delincuentes que poblaban las calles de esa época, las traiciones que vivieron y del precio que finalmente pagaron por su modo de vida.

Por tanto, Los Ladrones Viejos no destaca por su capacidad de penetrar en nuestro subconsciente ni por proponernos reflexión alguna, mas ofrece información sobre un tema que puede interesar a mucha gente aunque sea por su vertiente más morbosa. Por último, si hemos de apuntar algún aspecto claramente negativo, le achacamos una excesiva duración patente en una ligera reiteración de situaciones einformación redundante.

Acto seguido vimos el discreto documental "Sabes más de lo que no Sabes", una mirada narcisista y caprichosa sobre el distanciamiento y la incomunicación que sufre un occidental -la propia directora- al viajar al país del sol naciente y tener que interactutar con una sociedad y una cultura toalmente ajena y extraña.

Esta experiencia, narrada en primera persona, se complementa con su propia experiencia vital previa y posterior al viaje, ya que su marido es japonés y, tras años de convivencia, ella todavía sigue intentando establecer los límites de la comunicación entre culturas diferentes, no ya verbal sino cultural y emocional. Por desgracia, de quien realmente esta hablando es de ella misma y además su discurso se queda en el mero enunciado, por lo que nuestro interés baja rápidamente y podriamos llegar a aburrirnos sino fuera porque algunas de las imágenes tienen cierta gracia (el resto no pasan del costumbrismo de saldo). Obviable.

Al final de la jornada nos reencontramos con Dalila Ennadre, que esta en Barcelona para presentarnos su documental "El Batalett, Femmes de la Médina", trabajo en el que "mete" su cámara en las cocinas y las salas de estar de una comunidad de mujeres marroquíes que viven en la medina de Casablanca, parte antigua de esta ciudad y lugar en donde se concentra la mayor parte de su pobreza.

La palabra la tienen de nuevo las mujeres, amas de cosas a las que acompañamos mientras cocinan, limpian, tienden la ropa y, en general, se ocupan de sus hijos y marido. En sus sencillas y humildes reflexiones, algunas tan irrevocables como expresadas desde la ignorancia o, mejor dicho, el desconocimiento de otras realidades -porque la suya se la conocen demasiado bien-, se construye un retrato humano y muy íntimo del alma de la sociedad marroquí y de sus mujeres.

Tratándose de un documental de Dalila Ennadre es obvio que durante el metraje van surgiendo reivindicaciones de derechos civiles, defensa de la mujer, liberación sexual, postcolonialismo, etc..., aunque la intención última es que sea este segmento de la población tan poco escuchado el que aporte su visión de la realidad cotidiana de su país (recordemos que aunque hoy en día en Marruecos si que hay una cierta presencia de la visión femenina esta proviene de integrantes de clases medias-altas).

Al acabar la proyección de este espléndido documental, Dalila atendió a las preguntas del público y entre todo lo dicho destaca su visión del "audiovisual como un medio de activismo y militancia" y del "formato documental como la mejor manera de trabajar en ese sentido". Así mismo dijo "no sentirse especialmente atríada por la pulcredad de la imagen ya que prefiere mantenerse cercana y directa con las personas entrevistadas".


MARTES 17


Este martes nos promete calidad con su oferta retrospectiva. Martín Patino y Ennadre, dos autores tan distintos en sus formas como iguales en su compromiso con sus ideales.

Empezamos el día con El Grito del Sur: Casas Viejas, de Basilio Martín Patino, poliédrico documental sobre una revuelta campesina reprimida de forma sangrienta por la Guardia Civil en tiempos de la II República. La reconstrucción se hace posible a través de varios materiales, antre ellos la recuperada filmación de un equipo de cineastas soviéticos (censurada luego por las autoridades comunistas) y las imágenes de un operador británico (miembro de la escuela documentalista inglesa), ambas falsas y filmadas por el propio Patino, quien tambien filma "sus propias" reconstrucciones y entrevista a falsos testigos y supervivientes reales.

La sensación de verismo es total y salva por completo el preámbulo inicial de la realización de este film, que no es otro que la ausencia total de documentos y testimonios gráficos reales de esa bárbara masacre. Lo más interesante de este trabajo es que no solo consigue reconstruirnos con pelos y señales los acontecimientos historicos, teniendo pues un estimable valor didáctico desde el punto de vista histórico, sino que su elección de alternar su propia "recreación" con otra ficción igualmente creada por él, pero puesta ante nosotros como "real", tiene como propósito hacernos reflexionar sobre la propia veracidad de la realidad que conocemos y el papel del audiovisual en la construcción de nuestra actual hiperrealidad.

Por tanto no es casual que las dos falsas grabaciones recreen sendos estilos antagónicos de entender la transmisión de la realidad a través del formato cinematográfico; la ficción elaborada e hiperbolizada (la película de montaje al modo soviético) y el cine documental sin artificios -aunque igualmente militante- fomentado por Grierson y la escuela documentalista británica. Esta mezcla de estilo de representación, sumada la asumida como propia de Patino, propone un nuevo juego dialéctico de perspectivas y de formas estéticas que hacen que la distancia entre ficción creativa y objetividad histórica sea casi imperceptible.

En cualquier caso, Patino se toma muy en serio los hechos que narra, situaciones que además plantean muchos temas afines a su ideología personal y por tanto recurrentes en el resto de su filmografía; el hambre, el reparto de la tierra, el anarquismo, la represión sangrienta, la agitación social, el fracaso de la II República como objeto de análisis para entender el movimiento y la etapa franquistas), todo ello orquestrado junto al discurso metacinematográfico sin que la coherencia o la legibilidad de la obra sufran resquicio alguno. Pura genialidad.

Después de semejante tratado sobre el propio género documental nos tocó volver a poner los pies en el suelo, mejor dicho en la dura arena del desierto, para asistir al visionado de "La Caravana de Mé Aicha", otro documental perteneciente a la retrospectiva sobre Dalila Ennadre.

En esta obra se nos cuenta la vida de la anciana Aïcha Messaoud o, mejor dicho, se recorre su memoria a través del viaje que la propia Ennadre emprende en búsqueda de las raíces nómadas de Messaoud, pues vivió casi toda su vida en el seno de la familia nómada del jeque Mael.

Kilómetro tras kilometro, siempre el desierto como paisaje, las situaciones que Ennadre vive y sus reflexiones en off se entremezclan con los recuerdos que nos relata la propia Aicha; historias de pueblos nómadas de larga tradición que durante todo el siglo XX se vieron obligados a sedentarizarse; siglos de sabiduría y riqueza cultural que ahora sobrevivien luchando contra la decadencia y el olvido.

Aunque raro en su filmografía, este trabajo no ansía reivindicar nada en especial sino más bien acercarnos a una cultura que, pese a vivir sus horas más bajas, parece que ha recuperado una cierta estabilidad -después de la crisis que les supuso la creación y posterior cierre de las fronteras coloniales- y por tanto ha encontrado su lugar dentro de estos tiempos modernos tan materialistas y acelerados.

Despues de haber visto dos trabajos tan buenos costaba acabar el martes viendo otro documental, mas hicimos de tripas corazón sabiendo que lo que se proyectaba era otro trabajo de Patino y eso nos daba esperanzas de que finalmente valiese el esfuerzo.

Efectivamente, en Caudillo nos encontramos con otro buen trabajo de Patino, esta vez un documental editado íntegramente con imágenes de archivo que recoge y recorre la figura del dictador Francisco Franco desde sus inicios como reputado soldado a su instauración como Caudillo de España, pasando por el impacto que su heroicidad demostrada en África causaba en la cultura popular previa y coetánea a la II República.

Pese a su título y el personaje que articula la narración, Caudillo refleja más una época que un personaje, apoyándose en unas maravillosas imágenes de archivo de las cuales muchas eran inéditas hasta la fecha en nuestro país. Se utilizan imágenes de los dos bandos de la contienda sin apenas hacer juicios de valor y, aunque a veces se les escape alguna que otra puya, Patino consigue ser (y parecer) frío, distanciado y objetivo, dejando que lo mostrado hable por si mismo y conforme en el espectador su propia opinión.

Además del titánico esfuerzo documentalista y las ansias completistas, este documental nos regala un montaje vibrante, lleno de energía y de épica, con secuencias emocionantes y emocionadas como los bombardeos de Madrid acompañados por los poemas de Neruda "Madrid 1936", el escrito de despedida de Don Miguel de Unamuno, el Himne dels Segadors utilizado como marcha fúnebre que acompaña a las imágenes de los catalanes derrotados que han de exiliarse o las imágenes del entierro del camarada Durruti.

Por otra parte, es una de las pocas producciones no pro-franquistas que tratan con respeto a la figura del dictador, mostrando toda su épica y heroicismo retóricos que le acompañaron allá donde fuere, sin pretender negarle nunca su condición de ser uno de los grandes protagonistas de la historia del pueblo español. Otra cosa es que la propia parafernalia característica del Movimiento juegue hoy en día en contra de la imagen del Caudillo, pues no hay nada tan demoledor como la objetividad que presenta este documento histórico al mostrarnos todo el tinglado de "reminiscencias épico-imperiales, de cruzadas y de arcángeles con espadas que durante tanto tiempo fue la iconografía heroico-triunfalista y de cartón-piedra del franquismo" (Fernando Trueba. GUÍA DEL OCIO, 1977).

Si algo queda claro al finalizar la proyección es que Franco nunca tuvo tanta razón como cuando dijo que a el solo lo juzgaba Dios y la Historia pues, si bien el primero siempre ha esquivado dar su opinión, ahora tenemos esta sensacional película creada con cientos de fragmentos de heterogénea Historia para que podamos juzgarlo nosotros mismos. Las imágenes hablan por sí solas..


MIÉRCOLES 18



Ayer miércoles empezamos la jornada con una película preciosa, "Los Paraísos Perdidos", de Basilio Martín Patino. La trama versa sobre una mujer que vuelve del exilio a la ciudad castellana de su infancia. En su emotivo regreso se enfrentará a la muerte de su madre y al reencuentro con los lugares y personas que compusieron su recuerdo. Al tiempo que lleva a cabo esa “recuperación” de su pasado, la protagonista traduce el “Hiperión”, de Hölderlin, y esa tarea se convierte en cauce privilegiado para sus reflexiones -y las del espectador- sobre “los paraísos perdidos”, es decir, el futuro negado, el exilio, el desarraigo y la posibilidad de mantener la esperanza.

La realidad idealizada que revivimos junto con la protagonista se nos presenta fantasmagórica. Así mismo nos crea un profundo sentimiento de extrañeza el hecho de percibirla demasiado parecida a como la recordábamos, pues secretamente esperábamos que así se mantuviese pero una vez consumamos la nostalgia del pasado descubrimos que necesitamos evolucionar, renacer de nuestras cenizas. Lo contrario es morir.

A este sentimiento de suspensión temporal y narrativa contribuye la magnífica dirección de fotografía de Jose Luis Alcaine y el espléndido montaje de Pablo del Amo, dos ases que Patino tiene en la manga para contruir una de sus mejores películas.

Por su parte, "Je Voudrais Vous Raconter...", el documental de Dalila Ennadre que vimos después del citado film de Patino nos devolvió de nuevo al terrirorio de la estructura narrativan directa, reivindicativa y sin concesiones al equívoco o a lo ambiguo. Cine militante del bueno, vamos.

En este trabajo Ennadre trata la nueva reforma de la Mudawana -o "Código de Familia Marroquí"-, pues en octubre de 2003 se aprobó un nuevo código que permitía dar justicia y paridad a las mujeres. Es por ello que la realidad decide capturar con su objetivo la realidad de aquellas mujeres que por ser analfabetas (aproximadamente un 70% de la población femenina) no tienen acceso a esta información y por tanto desconocen esta ley por completo, dejándolas a merced de códigos arcaicos amparados en pueblos en donde la ley la llevan los propios hombres del lugar.

Aquí escucharemos el testimonio de trabajadoras, campesinas, mujeres de la ciudad y de los arrabales, relatos de todo tipo que ponen de manifiesto la diferencia de protección legal existente entre la mujer urbanita y la campesina, entre la mujer que tiene acceso a estudios y la que es analfabeta.

Por tanto, en este trabajo Dalila Ennadre trata exclusivamente el tema de la liberación de la mujer, incidiendo frontalmente en el concepto básico de la necesidad de dar a conocer esta ley entre la población analfabeta (hombres y mujeres) para que así este nuevo código tenga efectos reales en toda la población y no solo en los estratoas más ricos, pues en estos últimos ámbitos sociales la mujer ya gozaba de muchos de los privilegiosahora hechos ley en la nueva Mudawana.

Por último, vimos "Madrid", de Basilio Martín Patino, en donde ficción y documental se dan la mano para interrogarse sobre como el montaje cinematográfico es capaz de analizar y (sobre todo) construir el pasado y el presente.

La trama gira en torno a un cineasta alemán que, con motivo del 50 aniversario de la Guerra Civil, llega a Madrid para elaborar un documental sobre la contienda. Su contacto con el material de archivo y con la realidad actual de esta gran urbe crearán tal desconcierto en el realizador que, replanteándose su propuesta inicial de puesta en escena, llegará a estas dos conclusiones: en primer lugar, solo entenderá el pasado si consigue entender el presente y, para ello, deberá impregnarse de todos los aspectos socioculturales de la realidad que lo rodea; en segundo lugar, debe descartar la obviedad, todo aquello que se desprenda a simple vista de lo mostrado, así como reprimir las formulaciones explícitas de sus propias dudas y nuevas certezas.

Hans -así se llama el protagonista- es en realidad el alter ego de Patino y sus reflexiones son las propias del salmantino, autor siempre a la vanguardia del cine español que con este film empezó a formalizar de manera expresa algo que ya era notable en su filmografía anterior y que sería razón de ser de muchos de sus films posteriores; su rechazo de la obviedad, del cliché y del dogmatismo que lastran no solo a muchos documentales sino al cine de ficción que trate temas históricos o biográficos. "No sonrías en la foto", dice Hans.

En la película se hace una radiografía de Madrid en cuerpo y alma. Lo que late en lo profundo de su paisaje urbano y el devenir de sus gentes. Una ciudad definida como incoherente e inacabada, una suma de construcciones y gentes que conforman un modo de manifestarse. Lo "popular" está en sus fiestas, su arte, sus cultos y sus reivindicaciones. Mas Madrid no deja de ser el reflejo de cualquier comunidad y, consciente de ello, Patino reflexiona en términos universales -el tiempo, la muerte, el amor, el cine- y deja el localismo solo para la trama y los referentes culturales que sirven de ejemplo a su exposición.

Patino mira a través de Hans y este, a su vez, mira a través de su cámara y de las imágenes con las que cuenta -suyas o de archivo-, creándose un juego de espejos que permite sortear las barreras de la narración clásica y abordar la puesta en escena desde la libertad creativa, apoyándose en los diálogos tanto como en la música, los pensamientos en off y la sobreimpresión de textos. Toda esta riqueza, articulada gracias a un soberbio trabajo de montaje, da lugar a una película rota e inconexa -desde un punto de vista clásico-, que obliga al espectador a hacer el esfuerzo de reconstruirla, a entender las interconexiones apenas apuntadas en un relato que no tiene nada de lineal y que incluso se permite transgredir las reglas de una historia de amor que, a priori, parecía el único punto de apoyo.

Una de las películas de vanguardia más interesantes del cine español que nos alerta que "las imágenes no son ni verdad ni mentira, son un elemento de fascinación".


JUEVES 19


Aún así el jueves no empezamos con buen pie, ya que la película rusa Shultes, de Bakur Bakuradze, no colmó ni mucho menos nuestras espectativas. Retrato de un carterista que se gana la vida en los suburbios de Moscú y que apadrina -nunca sabemos si por interés o por compasión- a un infante ratero, su indefinición en cuanto a sus intenciones le acaba pasando factura debido principalmente a que tampoco nos entretiene en demasía su falta de nervio narrativo.

Si algo debería salvar nuestro interés en este film es el misterio que rodea al personaje principal, cuya costumbre de anotar cosas en una libreta y su dificultad para recordar ciertas personas se nos rebelará en última instancia de una forma ligeramente sorpresiva pero en ningún caso suficientemente impactante como para justificar la necesidad de gran parte del metraje anteriormente visto.

Que la historia no va hacia ninguna parte esta tan claro que hasta el director se acaba dando cuenta de que no tiene nada con lo que acabar la historia; es por ello que para rematar se inventa una paradoja en forma de "deja vu" que no solamente es insuficiente -como el resto del relato- sino que también fracasa en su pretensión de dejar al espectador suspendido en una climática incertidumbre, ya que lo único que consigue es desconcertar y dejar aun más mal sabor de boca.

Por fortuna la siguiente película que vimos fue un nuevo documental de Dalila Ennadre, documentalista marroquí que a estas alturas de festival ya nos tiene más que convencidos de que lo suyo es talento y puro humanismo. "J'ai Tant Aimé..." fue el quinto y último trabajo que de ella programaba el festival y, aunque del quinteto quizás sea el documental que menos nos ha gustado, mantiene su buena voluntad en retratar la vida de personajes interesantes y que articulan en sus vivencias alguna que otra reivindicación de la que Ennadre no disimula ser partícipe.

En este caso, Fadma es una mujer marroquí que trabajó como prostituta en la armada colonial francesa y ahora reclama a Francia que le reconozcan el mismo estatus que otros veteranos. De nuevo nos encontramos con la reivindicación de la mujer, la defensa de los derechos de los más desfavorecidos y la crítica al colonialismo europeo y su posterior huída "sin mirar atrás".

Siendo un trabajo de Ennadre podéis estar seguros de que Fadma es una mujer de fuerte carácter y tan segura de sí misma que no tiene reparos en contar con pelos y señales lo que hacía en la guerra, como son los hombres marroquíes respecto de los franceses o como sobrevive a sus condiciones de extrema pobreza. Toda una mujer, desde luego.


VIERNES 20


Los últimos dos días de festival no nos han defraudado y han mantenido e incluso aumentado el buen sabor de boca que ya teníamos, permitiendo revisionar alguna obra que nos había cautivado en los días anteriores.

El viernes fue el turno de Basilio Martín Patino, esta vez por partida doble. Empezamos con "Ojos Verdes", su maravilloso documental sobre el mundo de la copla articulado sobre la biografía de la figura del Marqués de Almodóvar. Lo más interesante de este documental no es solo que reflexiona y nos ilustra sobre todos los aspectos positivos y negativos de la copla y el mundo que la rodea, sino que todo ello lo hace a través de una figura inventada que vive situaciones completamente búscadas y preparadas pero que, en términos de narración, son tan creíbles y tienen tanta entidad como el maravilloso y citado personaje principal del Marqués.

Parece mentira que en los últimos años se hayan puesto tan de moda los documentales falsos, con exponentes tan destacables como Grizzly Man, de Werner Herzoq, sinq ue muchos de nosotros supiéramos que nuestra cinematografía había auspiciado pocos años antes uno de los mejores trabajos que, sobre la premisa de reinventar la realidad y hacerla veraz, se han hecho hasta la fecha.

Tal y como decíamos antes, su grandeza radica, al igual que en la citada Grizzily Man, en que su artificio no solo gusta por su perfecta puesta en escena sino que se utiliza para hablar de un tema -la copla- en toda su complejidad y profundidad. Añadid a lo anterior una majestuosa banda sonora integrada por los mejores temas de la historia de la copla y sabréis lo que os espera. Puro arte.Ç

El segundo trabajo que vimos de Patino ese día fue "Queridísimos Verdugos", un interesante y polémico documental -fue grabado clandestinamente a principios de los años setenta - que nos muestra y entrevista a los tres principales verdugos de la España tardofranquista, es decir, a tres funcionarios que se reparten todo el territorio estatal en su tarea de impartir el ajusticiamiento por Garrote Vil según lo dispuesto en las Cortes.

Que la pena de muerte es algo obsoleto que ha de pasar a mejor vida es solo la primera y más directa reflexión propuesta en este documental, pues no hay nada más pasmante que ver el estoicismo -cuando no pasotismo, despotismo o simplemente aburrimiento- con el que estos trabajadores del estado acometen su rutina laboral.

Tampoco quiero decir que haya un estudio sobre la llamada "banalidad del Mal" -por más que dicho concepto revolotee todo el metraje- sino que sorprende ver como la realidad española de la época convivía con este fenómeno. En su momento fue un film de reivindicación, hoy en día nos sirve como indagación arqueológica en nuestro pasado más reciente, un pasado que en muchos aspectos desearíamos que nos fuera más lejano de lo que es.

Como curiosidad, antes de "Queridísimos Verdugos" se proyectó "A la Sombra de la Alhambra", un reportaje que nos explica la sinpar historia de la hija de uno de los verdugos retratados allí. Con emoción y alivio, esta mujer nos confiesa que, como su padre murió siendo ella una niña, tardo muchos años en descubrir de qué trabajaba. De hecho fue gracias al visionado del documental de Patino que pudo reencontrarse a nivel emocional con su progenitor y así salir de su estado de shock. Si bien este trabajo no tiene mucha entidad ya que gran parte del material usado es extraído de la otra obra, no es menos cierto que funciona como preámbulo o extra a la proyección del citado documental.

Entre los dos documentales de Patino pudimos ver un interesante film rumano titulado "Secvente", de Alexandru Tatos, programado dentro de la pequeña muestra que el festival hacía del cine de ese país creado antes de la caida del régimen de Ceaucescu. "Secuencias" (traducción al castellano del título) comprende tres episodios, cada uno con un equipo de cámara en distintos momentos de una producción cinematográfica. La relación del equipo, los problemas, etc. se convierten en un mero contrapunto a la narrativa que construye el director paralelamente, en la que trata temas y reflexiona sobre aspectos candentes en la sociedad rumana de esa época.

Quizás el primer segmento tenga menor peso narrativo que el resto y eso dificulte entrar en el film desde el principio. Por fortuna, el interés va en "crescendo" y al compás de la progresiva accesibilidad e inteligibilidad de la trama -y sobre todo de las subtramas- lo que hace que finalmente disfrutemos de esta arriesgada e inteligente propuesta. Otras cosa es que podamos (o no) entender íntegramente una película destinada a una sociedad de otra época y cultura.

Por último, decir que el sábado se tuvo la ocasión de volver a visionar títulos tan magníficos como "Los Paraísos Perdidos" o "Fama, Une Heroïne Sans Gloire".

Hasta el año que viene y ¡larga vida a L'Alternativa!

Críticas y reseñas

  • Archipels Nitrate

    dir: Claudio Pazienza

    reseña
  • California Dreamin'

    dir: Cristian Nemescu

    reseña
  • Caudillo

    dir: Basilio Martín Patino

    reseña
  • El Batalett, femmes de la médina

    dir: Dalila Ennadre

    reseña
  • Fama, une héroïne sans gloire

    dir: Dalila Ennadre

    reseña
  • Gabbla (Inland)

    dir: Tariq Teguia

    reseña
  • J'ai Tant Aimé… (He Amado Tanto)

    dir: Dalila Ennadre

    reseña
  • La caravane de Mé Aïcha

    dir: Dalila Ennadre

    reseña
  • Los Ladrones Viejos

    dir: Everardo González

    reseña
  • Je voudrais vous raconter (Quisiera Contarles)

    dir: Dalila Ennadre

    reseña