Hoy el festival ha contado con la presencia del siempre interesante director Takashi Miike, un clásico de Sitges y todo un ídolo para numerosos fans del fantástico y de la violencia. El motivo de su viaje no es otro que recoger el premio La máquina del tiempo, que este año se le otorga en reconocimiento a su aportación al género. Así pues, aprovechando este hecho se ha programado un miniciclo con algunas de sus obras, entre las que se encuentran algunos estrenos como la macabra Gozu , la "classical yakuza" Graveyard of honour o la terrorífica One missed call.
Este director, que se formó haciendo películas para video de bajo presupuesto, se dio a conocer después del boom que supuso el film Audition, obra que le abrió las puertas de miles de fans sedientos de su estilo fusión entre el surrealismo más onírico y una visión de la violencia a veces cruda, a veces completamente exacerbada; todo mezclado con un estilo narrativo directo e inmediato, cosa que acentúa aun más las emociones que sus films provocan en el espectador.
Ante la inevitable pregunta que
versa sobre la violencia en sus films, el japonés nos ha respondido que,
de hecho, "el género violento es el que menos me interesa aunque
soy
consciente de que en Europa solo me quieren distribuir las obras que
cumplen con el
canon Miike
".
En consecuencia, ha proseguido diciendo que se toma los proyectos de
género que le ofrecen casi como un encargo ya que se considera un autor
interesado en cualquier género y ámbito de la realización.
En este sentido cabe destacar la demostrada solvencia con que se ha
desenvuelto en su país, cuyo público le reconoce por su polivalencia y en
donde incluso a probado suerte en la televisión; no es vano goza de un
estatus parecido al de otro gran ídolo nipón, el imprescindible Takeshi
Kitano.
Sobre su experiencia en los
festivales reconoce que se siente mucho más a gusto en Sitges que en
Cannes, lugar este último en donde se sintió incomodo ante el aire de
sofisticación que le oprimía constantemente (recordemos que allí fue donde
presentó al mundo su Audition
).
Aun así nos asegura que no suele gustar de ir a estos eventos y que, aunque agradece que le reconozcan sus trabajos, siempre procura recordar a los medios que lo único que él lleva a cabo es "hacer cine".
En cuanto a su fama de filmar gran
cantidad de films, Miike asegura que con la habitual duración de sus
rodajes, que no suelen durar más de tres semanas, tiene tiempo suficiente
como para encadenar varios proyectos en un año.
Al respecto dice que su método de trabajo es "filmar sin parar conociendo
cada vez más gente...
...para mí es crecer más como persona
".
Sobre la cantidad de historias necesarias para mantener ese ritmo de
producción, el director nos cuenta que suele aceptar todo guión que le
llega siempre y cuando perciba que el escritor intenta decir algo a través
del texto, sin importarle que esté bien redactado o no, pues confiesa
trabajar más a gusto cuando el escrito es ajeno; "En cierta manera
soy más adaptador que creador... Me gusta trabajar con ideas de otros y
mejorarlas
"
Cuando nos habla sobre el proceso de
rodaje en sí, nos sorprende diciendo que suele improvisar sobre la marcha
y que por eso nunca planifica previamente los detalles de las escenas,
afirmación significativa si tenemos en cuenta el nivel de elementos que
pueden hacer acto de presencia en una sola toma de cualquier film suyo.
El principal motivo de esta forma de dirigir radica, según él, en el hecho
de que así consigue una mayor interacción con el resto del equipo y
actores, ya que de ese modo las puertas están siempre abiertas a que en
cualquier momento alguien pueda proponer una nueva idea sobre como seguir.
En este momento, y ante la perplejidad colectiva de la sala, solo aliviada ante el hecho de que esa explicación nos da una respuesta al comentado surrealismo que pueden llegar a alcanzar sus films (sobretodo en sus tramos finales), Miike nos insiste en que realmente está abierto durante el rodaje a realizar los cambio propuestos por cualquier persona del equipo ya que, según él, el estatus que tiene en Japón le hace tener "libertad total para expresarse ".
En fin, la media hora no da para más preguntas y en cuanto se da por concluida la rueda de prensa un remolino de acreditados, cámara en mano, se acercan a su ídolo para fotografiarse con él y decirle cuanto le admiran.
Por nuestra parte, esperamos que su
"libertad para expresarse" siga intacta por muchos tiempo y que podamos
volver a disfrutar de su presencia en próximas ediciones del festival.
Aunque, pensándolo bien, realizando entre cinco y diez películas por año
seguro que así será....